Trabajar en Inteligencia Artificial tiene su lado malo. Siempre parece que lo que hiciste ayer… ya no vale. Que ha sido, claramente, superado por lo que estás imaginando hacer mañana.

Con la tecnología pasa algo parecido. A todos nos interesa incorporar nuevas tecnologías a campos como la gestión inmobiliaria. Y resulta difícil ver cómo los cambios que consideramos básicos han revolucionado ya la forma en la que hacemos las cosas; hasta el punto en que no es obvio cuál es el equivalente no tecnológico.

Los portales/webs inmobiliarios son versiones digitales poderosas de la sección de anuncios por palabras de un periódico o de un anuncio en papel en una farola. Eso son.

Por supuesto, los anuncios ahora son mucho más atractivos y aportan mucha más información. Además, los clientes pueden buscar de forma mucho más eficaz lo que necesitan (yo todavía recuerdo la enorme cantidad de tiempo que se perdía con los anuncios de periódico). Pueden decidir, por ejemplo, ver sólo aquellos pisos que están en una zona muy concreta, que cuentan con más de “x” habitaciones y cuestan menos de “y” euros.

Por supuesto, todas estas mejoras facilitan la venta y tienen un valor empresarial pero, sobre todo, han mejorado la vida de las personas que buscan un hogar o un lugar para trabajar. Han evitado una enorme pérdida de tiempo y han generado experiencias agradables. Agradable hasta tal punto que conozco personas que no buscan vivienda, pero exploran portales inmobiliarios a menudo, como forma de ocio.

Podemos imaginarnos algo así como la economía del bienestar. Una economía que podría ser totalmente independiente de la economía del dinero. Una economía en la que lo valioso mejora el mundo. Una economía en la que calculásemos la felicidad que han dado al mundo los creadores del musical “Les Miserables”. Millones de personas han disfrutado, sentido y llorado gracias a una creación. En esta economía, una aplicación que te ayuda a encontrar el camino más cómodo para llegar un sitio tendría un valor altísimo, mientras que una nueva versión de una aplicación de reserva de vuelos que te hiciera perder 3 minutos saltando opciones como “no quiero seguro”, “no quiero alquilar un coche”, “no quiero facturar maletas, si no lo hubiera puesto donde dice facturar maletas” tendría un valor negativo.

Es responsabilidad de los creadores de tecnología pensar en esta economía del bienestar cuando desarrollamos nuevas creaciones.

¿Cómo puede una web inmobiliaria o portal mejorar la experiencia del visitante? Existen varias opciones:

  • Uso de asistentes virtuales. Una opción, ya analizada en un post anterior, es la incorporación de asistentes virtuales cada vez más potentes. Por ejemplo, cuando cambiamos de vivienda, que el asistente conozca la vivienda actual y las necesidades que no cubre, puede ayudarlo a encontrar la vivienda más adecuada.
  • Mejorar la calidad en los anuncios. Un anuncio sin precio, sin fotografías (o con fotografías poco atractivas) y sin detalles en la descripción, resulta mucho menos útil. Cuidar la calidad de los anuncios, por ejemplo, posicionando mejor aquellos anuncios con más calidad y atractivo, mejora la experiencia del cliente que busca inmuebles. Los portales y las inmobiliarias compiten por tener acceso a más usuarios, durante más tiempo y por mejorar “el escaparate” (los primeros anuncios que ve el visitante). Por ejemplo, en las pruebas que he realizado junto a mi equipo, aumentan más de un 30% los clics por inmueble al poner aquellos más atractivos en los primeros resultados de una búsqueda. Esto es fundamental, tanto para captar visitantes, como para mejorar la imagen de marca y conseguir más anunciantes.
  • Aumentar la personalización: cada persona busca una vivienda diferente y considera información diferente a la hora de seleccionar su vivienda. Un primer paso sería darle al comprador más control sobre lo que quiere ver de cada vivienda. Hoy, un anuncio en un portal inmobiliario tiene un grupo de imágenes en un orden determinado por el anunciante. El usuario, desde un teléfono móvil, solo puede pasar a la foto anterior o siguiente. Es posible que tenga que ver seis fotos de una sala de estar antes de poder ver la cocina. Simplemente con una navegación que le permita cambiar de habitación (por ejemplo presionando hacia arriba o hacia abajo en un dispositivo móvil) el usuario tendrá mucho más control sobre lo que ve de cada inmueble. En un paso más profundo, lo que muestra una web o portal inmobiliario se puede adaptar a los gustos de cada visitante. Cada persona tiene preferencias estéticas diferentes. Una persona puede buscar viviendas minimalistas, mientras que otra puede necesitar casas bohemias. Para determinar estas preferencias, los portales podrían utilizar información de las visitas anteriores de un usuario o predecir su gusto estético en base a lo que podríamos llamar una “huella estética personal”.

 

Juan Romero

Responsable científico de PhotoILike

 

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